lunes, 25 de enero de 2010

Uno: Inicio

- ¿Tía?

- Dime Kay

- ¿Cómo puede esto ayudarme a olvidar?

Una niña pequeña de unos 8 años de edad estaba sentada frente a un hermoso piano vertical. El color caoba resaltaba con la luminosidad de los rayos de sol matutinos que entraban por las angostas ventanas de la casona. A su lado, una mujer madura con el rasgo de dolor marcado en sus facciones, su pelo rubio casi blanco y sus ojos cafés, con un ligero tinte amarillo la miraban con serenidad.

Una suave melodía sonó y llenó el ambiente, la mujer tocó con los ojos cerrados, sin titubear una sola nota, mientras las moléculas de polvo reflejadas en la luz parecían bailar lentamente al ritmo.

- Intenta repetir lo que toco, o improvisa algo niña, ya estás grande... verás como la música te invade de paz, venga inténtalo

La pequeña paso sus manos sobre las teclas sin apretar ninguna, luego suspiró y comenzó a tocar una melodía distinta... suave y hermosa, pero cargada de dolor y agonía. Un pequeño muchacho, la viva imagen de su madre aparece por la puerta de la habitación, acercándose lentamente al piano.

- ¿Kay... estas bien?

La niña deja de tocar.

- Estoy bien Aidan - Dice sin mirarlo - ¿Tía, puedo salir a jugar al jardín con mi primo?

- Puedes niña... mañana seguiremos la lección.

----- En los Jardines -----

- No me gusta cuando tocas esas canciones, me da pena - Dice el muchacho

- Lo sé, pero no puedo evitarlo, están dentro de mi esas melodías, siento que al tocarlas me libero de todo lo que me atormenta...

Ambos chicos tenían las cabezas juntas, estaban recostados en el pasto, observando las figuras que se creaban en el cielo con las nubes.

- Se que sufres, pero esos muggles han pagado su atrevimiento muy caro y te prometo que cuando seamos mas grandes iremos a buscar a todos los que hayan sobrevivido ese día y los torturaremos, para que sepan lo que se siente

La chica se sienta en el pasto y mira a su primo con reprobación

- No es eso lo que quiero... no es justo para los demás... suficiente tengo con cargar la culpa de la muerte de mi madre y el encierro de mi padre como para tener también la muerte de otros, aunque sean unos simples muggles

- ¡Pero te arrebataron todo lo que tenias!¡te quitaron a tu mami!... yo me muero sin la mía

- No te morirías, solo estarías... solo... solito como yo

- No estas sola, me tienes a mi... y a mi mami y cuando vallamos a Hogwarts conocerás mucha gente y tendrás, muchos, muchos amigos y serás muy, muy feliz.

La niña le sonrió a su primo

- ¿En verdad lo crees?

- Sipi... y jugaremos juntos y aprenderemos mucha magia y seremos grandes magos

- Eso espero - Dijo la niña mientras suspiraba y miraba nuevamente el cielo, dejándose caer hacia atrás y acostándose nuevamente junto a su primo - Te quiero Aidan...

- Lo sé, es que soy encantador - Dijo con un guiño

Y ambos niños echaron a reír.

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